Padre nuestro que estás en el cielo
no permitas que se abran estas empresas
y que sigan saqueando nuestras riquezas
como lo hicieron desde hace quinientos años
destruyendo nuestra naturaleza y cultura.
Santificado sea tu nombre
como el santuario del Aconquija,
de nuestros cerros de América Latina.
Venga a nosotros tu reino
y no las mineras a cielo abierto
y las empresas que atentan a nuestras vidas
y que destruyan tanto
en la tierra como en el cielo,
dadnos hoy el pan de cada día,
dadnos el verdadero trabajo
para que progrese el pueblo,
y enséñanos a trabajar la tierra de las nuevas generaciones
y perdona nuestras ofensas
como así también perdonamos
a los que nos ofenden
porque ellos por sus ignorancias no pueden
y no entienden que el agua es sinónimo de vida
y que el agua y la vida no se negocian,
no nos dejes caer en la tentación
de recibir las dádivas
con la que ellos nos quieren llevar a la extinción
y a odiarnos entre hermanos
y líbranos del mal
de toda la contaminación
que ellos nos producen
y nos producirán
líbranos de todos los saqueos;
de todos los tormentos que producen
y le producirán a Andalgalá,
líbranos de todas las empresas genocidas
en nombre del pueblo.
Amén.
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