Durante la pasada semana se dió inicio a las festividades por el día
del empleado municipal, evento este que contó con múltiples
actividades deportivas, recreativas y hasta una cena show.
Las
invitaciones se repartieron selectamente entre algunos empleados sobre
todo entre los adeptos al Intendente Perea. Lo que causó curiosidad fue que
no envió las invitaciones correspondientes para los empleados del Concejo Deliberante, en una clara alusión a la molestia que tiene el
Intendente con esta Institución que en los últimos tiempos pareciera
serle una piedra en el zapato, en la loca ambición del Lord mayor de
gastar a desmano los fondos del estado municipal.
La pregunta es: si las
normas la dictan los Concejales, ¿Qué culpa tienen los empleados del Concejo, que también son municipales? Seguramente estos ingresaron en la
imaginación fóbica de José Perea como enemigos de un poder que cada vez se
aleja más de la gente común y apunta a una minoría selecta. La última
pregunta ¿Acaso la Politica no es el Arte de sumar?
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