Ni los vigentes torneos cortos ni los añorados campeonatos largos.
Uno ultramaratónico. Una reestructuración que es difícil, sino
imposible, justificar deportivamente. Se anula el mérito y se impone la
digitación. Se desvanece el escalafón y prima la mezcolanza.
Oficialmente, la temporada 2012/13 responde al objetivo de
tener una "competencia federal", con representantes de las regiones de
la vasta Argentina. Habría que haberles acercado un mapa del país,
porque con esta fusión hay once provincias que siguen sin tener un
equipo en la máxima categoría: Salta, La Pampa, Catamarca, Neuquén, San
Luis, Misiones, Chaco, Formosa, Río Negro, Tierra del Fuego y Santa
Cruz. Todas estas provincias serán testigos del "certamen federal" que
disputarán las demás. Ya que "metieron mano", podrían haber invitado a
los ausentes.
Esta forzada anexión sólo agrega cinco distritos que ahora
no tienen presencia en primera división: Jujuy (Gimnasia), Tucumán
(Atlético), Chubut (Guillermo Brown de Puerto Madryn), Corrientes (Boca
Unidos) y Entre Ríos (Patronato de Paraná).
El discurso "federal" funciona como pantalla de las razones
que tienen un real peso específico en este fuerte golpe de escena: el
descenso de River, un hierro caliente para el que no es fácil encontrar
manos que lo entibien, y un nuevo mandoble económico del gobierno
nacional al grupo que tiene los derechos de televisación. Con Fútbol
para Todos le arrebató el banquete y con este proyecto no le dejará ni
las migajas de la B Nacional. Lo que se dice la profundización del
modelo.
Toda esta movida acentúa el maridaje que el Gobierno y la
AFA entablaron hace casi dos años. El kirchnerismo aterrizó en el fútbol
para hacerlo suyo con fines proselitistas y Grondona recibe a cambio el
maná de los millones del erario con los que mantiene las adhesiones de
los dirigentes de los clubes que lo reeligirán en octubre.
Mientras se trata de beneficiar a River, y de paso que
otros clubes importantes (Rosario Central, Huracán, Gimnasia) recuperen
el estatus de primera, lo deportivo se desnaturaliza peligrosamente.
Como en esta temporada no habrá descensos, otros grandes en peligro (San
Lorenzo, Racing y Boca) respiran aliviados. Ni River ni el resto de la B
Nacional sufrirán desvelos por ascender porque ya lo tienen asegurado
por decreto. Si el descenso de River había dejado rengo al fútbol, un
torneo con 38 equipos será un inmenso Frankenstein. Esto no es
reestructuración futbolística, sino estar en campaña política en tiempos
electorales.
FUENTE: cmauri@lanacion.com.ar
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